Este fin de semana ha sido de mucha lluvia, en un periodo que debiera estar reinado por el sol... pero que... el clima, aún no lo mandamos nosotros.
Tuve muchas ganas de salir a dar una vuelta en jeep, a revisar caminos y pegarle una embarradita, pero me acordé de la primera vez que salí con esas intenciones en el jeep verde. Fue a un par de días de haberlo comprado, no tendría mas de una semana y me largué al campo, debe haber sido como las cinco de la tarde y me escapé desde las casa de mis papás en la República, hasta un camino que conozco mucho y en con el cual peleó mi papá por muchos años.
La idea era ganarle al camino, vencerlo... vengar las tantas derrotas que la "subida de catalina" le había dado a mi papá en su jeep.
Salí sin problemas del pueblo, logrando avanzar sin problemas por aquel camino en que la lluvia, ya había generado grandes pozas de agua y unos barros muy entretenidos. Al rato llegué a la base de la subida, lleno de ganas de vencerla, de lograr subirla... en fin.
Me bajé, caminé algunos pasos, tratando de establecer una estrategia de subida, para evitar los surcos que el agua había generado y en los que podría caer fácilmente si no ponía cuidado.
Volví al jeep, conecté la tracción, sentí la potencia del motor y como el jeep se transformaba en un tractor y comencé a subir lentamente...
Los primero metros, en que la pendiente era suave, fueron muy fáciles, pero a medida que esta aumentaba, empezaron las complicaciones....
La lluvia había generado una película superficial de barro que llenó rápidamente los surcos de los
neumáticos...neumáticos de carretera, no aptos para un uso off-road... pero ahí estaba yo y no estaba dispuesto a rendirme, por lo que me bajé rápidamente, dejando enganchado el jeep y corriendo a buscar troncos con los cuales evitar que la gravedad hiciera su trabajo. Saqué el huinche, lo extendí y empecé a amarrarlo de árbol en árbol para tratar de subir. Y así pasaba la hora, la luz ya se había ido y yo seguía en una lucha sin sentido. Ya sabía que no podría llegar a la cumbre. Sabía que no podría ganar, que también había sido derrotado y que en un descuido el jeep podría desalinearse y golpear contra alguno de los taludes laterales (padrón como dicen los campesinos) del camino.
Y así fue como decidí parar y empezar a bajar, a retroceder mas bien, confiando nuevamente el en huinche. Una y otra vez bajé a amarrarme de los árboles y a poner troncos para evitar que el jeep se deslizara. Bajar los 50 metros que había logrado subir me tomó el doble del tiempo en bajarlo.
Nunca volví a intentarlo. Por tiempo, por ganas, por capacidad tecnológica... No lo se. Quizá no quise exponerme a una nueva derrota. Actualmente el camino ha sido ripiado y en esas condiciones lo he subido y bajado muchas veces, pero siempre queda el recuerdo de esa vez, de cuando no pude.
4 comentarios:
Grgrgrr... qué rabia!!!
Te veo picadísimo con la subida por no poder vencerla y "vengar" a tu papá...
Ahora quien te vengará a ti??
Chau. Saludos
Que buen ejemplo!!!...ANTES....el ANTES tiene un encanto increìble a pesar de las dificultades...y mejor dicho gracias a esas dificultades...Necesitas subir nuevas cuestas...tengo esa impresiòn ...desafìos nuevos...Un besote
Perseverante eh!.....sinónimo de porfía...dicen.
Lluvia el fin de semana?...ni la ví....en Quillón los días estuvieron del "one".
Chaus.
UPS....me imagino tu rabia....pero bueno...estoy segura que en este jeep si la haces......deberías intentarlo, la esperanza es lo ultimo que se pierde.
Que estés bien.
Chau
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