No hay plazo que no se cumpla...

Así es, no hay plazo que no se cumpla, ni cerveza que no tenga que ser destapada...

El sábado fue el día, nos juntamos con mi amigo César y nos fuimos a la casa de mis papás en la República.

Pusimos una de las botellas al refrigerador, el envasado y sellado (con chapitas) fue realizado hace algunas semanas, así que esperamos pacientemente que tuviera una temperatura adecuada.

Pasado un tiempo prudente, la destapamos, disfrutamos de su color, de su olor y principalmente de su sabor.

Quedó realmente riquísima, pero mas que eso, es el sentimiento de tomar algo hecho por uno mismo, un producto de tu propio trabajo.

La experiencia total fue muy enriquecedora, por lo que estamos en conversaciones para repetirla, esta vez, con muchos mas conocimiento (y autocrítica) y con las ganas de lograr un producto mucho mejor.