El verano de este año, fue bastante extraño para mi, me la pasé esperando varios estados de pago importantes que nunca llegaron, así que desde ese punto de vista estuvo bastante restringido. Sin embargo, igual pudimos realizar varios paseos entre los cuales se puede contar uno a Puerto Varas, en que por un fin de semana largo, nos fuimos a

ver a mi hermano con su familia.

Partimos de Concepción al medio día de un día jueves y ya entrada la noche recién arribamos a Puerto Varas, después de casi siete horas de manejo continuado y una pasadita al pronto Copec de Lautaro

Puerto Varas es una ciudad bastante pequeña, tranquila, ubicada a orillas del lago Llanquihue.
El primer día de estadía y después de preguntar por los valores para rafting y/o canopy (es muy caro), nos fuimos a hacer el tipico paseo a Ensenada, Saltos del Petrohué y el lago Todos los Santos, ese de la cueca ("el que bebe de sus aguas, allá va todo lo alcanza")...
El segundo día, nos fuimos a un paseo excursión al Parque Nacional Alerce Andino, ubicado al sur este de Puerto Montt, con la idea de llegar a la laguna Sargazo y aprovechar de probar sus aguas, pues hacía mucho calor.


En el parque existen varios senderos, de los cuales hicimos uno relativamente corto, el sendero educativo y que conduce a una cascada, en el cual se puede ver la vegetación del sector, con sus respectivos nombres y el otro a la laguna Sargazo. Quedó pendiente la visita a los alerces milenarios (hay alerces con mas de 3000 años de edad).
La ruta está señalada para 45 minutos, pero entre descanso y descanso y con niños, se hace en aproximadamente una hora.

El sendero, tiene de todo, tramos en tierra, en pasto, cruces por rios, pasarelas de madera, escalinatas rústicas de madera, troncos de árbol, trozos longitudinales de madera, lo que no deja de ser novedoso y motivador.

La sensación de estar desconectado del mundo, sin celular, el sonido del viento y de los pájaros, el verde de las hojas, es impresionante. Dan ganas de dejarse caer en el pasto y dormir la mejor de las siestas...
La llegada a la laguna es bajando una escala con muchos (muchos) escalones, entre medio de los coligües, pangues y alerces. Mucho verde.
La laguna es bastante grande, aunque se puede recorrer su borde con la vista, tiene piedras en el

el fondo y no tiene grandes playas, sin embargo a la hora que llegamos el agua tenía una temperatura tal que no daban ganas de salirse.
El camino de regreso fue mas corto, ya que hay un sendero de alternativo para la vuelta y pasa por otros sectores que también tienen sus atractivos.
Hay una especie de embalse y un túnel en roca del que no tuvimos mayor información ya que a esa hora, la oficina de informaciones ya estaba cerrada. En fin, otro motivo para volver.