lunes, abril 11, 2005

El paseo en bicicleta

Para este recuerdo, tengo que remontarme, por lo menos 20 años atras... hartos años... ¡que pena mi vida! toy cada día mas viejo.... jajajaja, en todo caso igual que ustedes.
Sucedió en un día indeterminadado, en realidad el grupo de amigos, se había juntado como en tantas otras oportunidades y no había mucho que hacer, así que tomando en consideración la propuesta de alguno de los amigotes, emprendimos el rubo hacia quilacoya, con la única intención de bajar hacia Quilacoya, sin frenos.
En ese tiempo, las bicicletas eran minis o bicicross, nada de mountain, muchas de ellas ni siquiera tenían cambios y en realidad de los frenos, ni hablar, ni de cascos, ni rodilleras, nada de nada, puras ganas.
La subida a la cuesta, fue como tenía que ser, con las bicicletas al hombro... la llegada arriba espectacular, un aro en el camino esperando a los rezagados y a disfrutar del Biobío, puhas que se ve lindo desde ahí...
La bajada, nos demoramos nada en hacerla, la balata de mi bicicleta humeó como nunca y en tres tiempos estábamos abajo, accidentados...??? na habñia nadie quebrado.
Ya en quilacoya, a comprar algo para refrescarse y a preparar la vuelta. Estábamos en eso, cuando a otro genio creativo se le ocurre la idea de ir a dar la vuelta a Chillancito y "nos pasamos a bañar a la laguna..."
Inmediatamente aceptada la idea, partimos... nadie sabía de la arena suelta a la salida de Quilacoya y de que así es imposible pedalear y otra vez con las bicicletas al hombro por un rato. Lo bueno, es que los 8 kilometros pasaron volando y ya estabamos de guatita al sol en la laguna..." y si nos quedamos a acampar"... jajajajaja. Ya era hora de irse, además que estaba empezando a hacer frío y mas frío, cuento corto, estaba lloviendo.
El tramo entre Chillancito y La Calle, fue una locura, la subida nos tenía muy cansados, pero la lluvia nos refrescaba. De ahí hasta Puente Negro, anduvimos muy rápido, sólo bajadas, ya el cansancio estaba causando bajas y había que esperar a los rezagados...
La llegada a Hualqui fue muy entretenida, nos juntamos en la Plaza con los que habían tirado pa' la cola y si lo habíamos pasado bien, era el triple, muchos quisieron acompañarnos en la próxima, que hasta el día de hoy se repite.
La verdad es que no me puedo acordar de todos los que andábamos en ese paseo, pero tengo muy buenos recuerdos, creo que el ambiente que se generó y la actitud que teníamos no le ganó al cansancio.

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