Esto sucedió hace ya mas de dos años, mientras desarrollaba un trabajo, que ojalá nunca hubiera ganado y del que ojalá nunca hubiera sabido. Después de eso, me quedó clarísimo el dicho "pastelero a tus pasteles".
En todo caso, fue un sábado, como era habitual, movilizaba a mi equipo de topografía que iba a medir un sitio ubicado cerca del Puente Negro, la lluvia del día anterior había dejado el camino un tanto resbaladizo, pero nada de peligro.
El sitio estaba bastante alejado y esos caminos no los había hecho nunca antes. Cerca del medio día, nos tocó cruzar un estero, lo cual hicimos sin mayor inconveniente. Llegamos hasta el lugar en cuestión y dejé a los topos para que se fueran a hacer sus mediciones. Pasada una media hora, se puso a llover torrencialmente, al rato aparecieron los topos que ya habían arrancado de la lluvia (sin haber terminado su trabajo), pero en realidad no se podía hacer mucho más, así que partimos de vuelta a Hualqui.
La lluvia no había parado para nada, teníamos toda la ropa mojada y el camino estaba bastante mas complicado, pero pasable, hasta que llegamos al estero, que ya no tenía nada de tal, era un río, pero si habíamos pasado para allá, podríamos pasar para acá, crazo error.
Apenas entré en el agua, me di cuenta de que las cosas no andaban bien, la corriente del río era muy fuerte, tanto que empezó a mover el jeep y a levantarlo incluso. Lo único que tenía claro es que no podía parar de acelerar, no se podía parar el motor, la única esperanza que tenía era esa...
2, 3, 5 minutos... marcha atrás, adelante, no había caso...
Carlos, el topo1, bajó por la ventana y partió a buscar una yunta de bueyes, porque hacía un par de lomas que había visto una casa y no habia otra alternativa... allá partió.
5, 10 minutos de espera y no pasaba nada con los bueyes, lo cierto es que los sellos de laspuertas de l jeep empezaron a fallar y en tres tiempos estaba inundado, así no más, cada cachureo que empezo a flotar, fue impresionante, el asiento estaba totalmente mojado y nosotros también. El topo 2, arriba del asiento trasero, tratando de aferrarse al techo y a alguno de los santos que rrecordó.
Que hacer.... el jeep se movía solo por la acción del agua, pero el motor no se había parado. Idea, el jeep tiene winche, hay otra alternativa.
Le pido al topo 2 que se ubique en mi posición, pero que no deje de pisar el acelerador, que de eso depende nuestras vidas.... jajajajjaja. Yo me bajo por la ventana y el agua me llega mas arriba de la cintura, la verdad que daba susto, mucho susto.
Me acerco al winche, lo libero y empiezo a buscar en que tomarlo, los arboles estaban un tanto lejos, pero un gran tronco servía de puente e iba a servir de lastre y de salvación.
Enganchado el winche, lo puse a andar y el jeep empezó a parecer un vehículo terrestre asomándose desde el agua, saliendo ya a la orilla, abro la puerta y el agua empieza a caer, junto a todo el cachureo suelto.
Por suerte, el motor nunca paró, esperamos a carlitos, que nunca llegó con la yunta de bueyes y partimos de vuelta, a esta altura el camino ya no era el mismo por el que habíamos llegado y la paciencia se había acabado hacía rato, como para encontrarnos con otro problema, pero ese día no era el nuestro y otros problemillas se nos venían encima, pero eso es otra historia.
Lo cierto es que anduve con el jeep mojado mucho tiempo, con la calefacción a full como un mes, hasta que se secó...
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